El Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad (TDAH), es una alteración de carácter neurobiológica originada
en la infancia, que implica un patrón de conducta persistente en el tiempo, e
interfiere con el ritmo y calidad de vida, causando problemas de atención,
hiperactividad y/o impulsividad obstaculizando el rendimiento escolar y
familiar.
El doctor José Javier Moreno Gonzalez, neurólogo
pediatra del Grupo Médico Santa Paula (GMSP), explicó que existen varios tipos
de trastornos. El predominantemente inatento, es uno de ellos, y se evidencia
en el niño que se distrae con facilidad, no culmina las labores escolares, olvida
las tareas que debe realizar,
extravía los útiles con frecuencia y se le dificulta mantener la concentración.
El otro tipo es el de carácter hiperactivo o
impulsivo, el cual hace que el infante sea inquieto, con actividad motora
acelerada. Es un niño que grita, interrumpe, aplaude, toque la tambora en el
pupitre o en la mesa, cambia de posición de manera frecuente y no mida el
peligro.
Finalmente, el trastorno mixto, o combinación de
ambos grupos, y quizás el más frecuente dentro del TDAH. Es el caso del niño
pierde la concentración fácilmente, se molesta, hace muchas preguntas, le cuesta
seguir instrucciones por ese impulso de siempre estar haciendo algo.
“La impulsividad no permite que el pequeño logre
esperar las instrucciones completas a ejecutar y también hace que en cualquier
momento sea impertinente, porque se inmiscuye o se mete en conversaciones ajenas”
expresó el doctor José Javier Moreno.
Los síntomas se manifiestan con una intensidad
variable en cada paciente y pueden exhibirse de forma independiente. Por lo
tanto, el perfil sintomatológico de los afectados, variará en falta de
atención, hiperactividad e impulsividad.
“El trastorno por déficit de atención e
hiperactividad es multifactorial, con una base predominantemente genética,
además de factores ambientales, situaciones inestables sea en la casa o en la
escuela, embarazos de alto riesgo,
prematuridad, antecedentes de meningitis, traumatismo craneoencefálico
severo”, indicó el especialista.
El galeno señaló que, el diagnostico se realiza en
etapa escolar, a partir de los 7 años. Sin embargo, desde los 2 o 3 años, se
pueden identificar conductas que, de no ser tratadas, pueden ir evolucionando
al TDAH,
tales como: que el niño sea desafiante, oposicionista, no cumpla con las
instrucciones, no siga las reglas, sea agresivo e impulsivo.
Moreno señaló que “este trastorno no se cura sino
que evoluciona; si no trata a tiempo, se van a comenzar a observar cambios
posteriores en el niño. Las conductas se mejoran pero siempre quedan rasgos de
impulsividad e hiperactividad”.
Como tratarlo
El tratamiento del TDAH es multifactorial, y va
dirigido a disminuir los síntomas, reducir las complicaciones derivadas del
trastorno y a mejorar la calidad de vida del paciente y de su entorno. Incluye
apoyo psicológico, conductual,
psicopedagogo, y en caso de ser
necesario terapia farmacológica.
“Si no se practica un tratamiento adecuado y a
tiempo, a medida que el niño avance en edad puede incurrir en situaciones
desagradables, como consumo de drogas, embarazo precoz, hábitos de hurto, hasta
llegar a fracasos laborales y/o familiares, pues no logra tener una estabilidad
emocional y predomina la impulsividad. En definitiva, en cualquiera de las edades que no se trabaje
este tipo de trastorno va a tener consecuencia” manifestó el neurólogo
infantil.
La familia y el colegio juegan un papel importante
para el niño con TDAH, por lo que se recomienda tanto a los padres como a los
maestros, estar alineados en cuanto a las estrategias que se van aplicar para
ayudarlos.