
Para muchos pacientes oncológicos aceptar y más aún llevar una batalla contra el cáncer termina siendo muy difícil. La respuesta psicológica del paciente y de familiares es un punto indefinido, pues no existe un patrón de respuesta igual para todos los que han sido diagnosticados.
Existen millones de casos, hay personas que son más
reservadas mientras que otras son más
abiertas y se atreven a hablar acerca de sus emociones. También hay quienes
usan el humor como herramienta para aliviar o cambiar el escenario, se retraen
y aíslan de sus familiares o amigos.
La
psiquiatra Susana Arocha señaló que “existe una respuesta inicial de shock ò
impacto, acompañada de negación o evasión del diagnóstico y la búsqueda de
explicaciones, como: “esto es una confusión”, “no debe ser así”, “el
diagnóstico está errado”.
Es
decir, “aparecen sentimientos de incertidumbre, miedo al futuro, culpa, miedo a
llegar a la incapacidad, al sufrimiento, a la imposibilidad de vivir o cumplir
metas y, por supuesto a la muerte”, lo cual se puede cambiar Desde ese momento,
comienza un proceso de diferentes etapas hasta lograr que la persona acepte y
se adapte a la realidad, explicó.
¿Cómo ayudar?
El primer apoyo que debe recibir el paciente
oncológico es familiar. “El compartir sentimientos, acompañarse y apoyarse
mutuamente es esencial, no debe buscarse culpable, (ya que no lo hay en la
aparición del cáncer). Igualmente importante es hablar de la situación, sus
miedos y, sobre todo, respetar sus
decisiones, tiempos de adaptación y diferencias”, indicó Arocha.
Por
otro lado, está el apoyo profesional que
debe ser dado por un psicólogo clínico ò psiquiatra con experiencia en esa área
de asistencia, lo que no significa que la persona que lo reciba es débil. El especialista hace un diagnóstico claro de
la situación, los síntomas y reacciones del paciente y familiares cercanos, así
como de las relaciones entre ellos, para así poder ayudarlo a afrontar mejor lo
que le está sucediendo, dándole herramientas para lograrlo.
“La
idea es aclarar dudas y confusiones, orientar, modificar conductas inadecuadas
o que estén interfiriendo, manejar emociones y pensamientos, mejorar relaciones
y si es necesario tratar médicamente al paciente y acompañarlo durante todo el
proceso de la enfermedad”, explicó la psiquiatra.
Igual
ocurre con los familiares que, en su momento, también necesitan ayuda por su
relación con el paciente, sus miedos, los cambios que debe realizar en su
rutina de vida y sus respuestas ante el estrés.
La Clínica de
Prevención del Cáncer (CPC) de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (SAV) brinda
esa asistencia a pacientes y familiares que así lo requieran, ya sea por
referencia de su médico tratante o por propia petición. Este centro funciona de
lunes a viernes de 7:00 am a 1:00 pm, y está ubicada en la avenida Norte 3,
Canónigos a Esperanza, N° 43, de la parroquia Altagracia.